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ACTUALIDAD

30 de agosto 2018

Trabajador con paraplejía multado por usar estacionamiento para personas con discapacidad

A principios de agosto, Jaime Salazar  se encontró al salir de su trabajo con un parte cursado por mal estacionamiento en un lugar señalado para personas con discapacidad. Jaime tiene paraplejía. El único detalle que habría motivado la infracción, es que su credencial no estaba en el lugar exacto que lo pide la ley, pero que sí se veía desde el exterior.

Por Vasti Abarca

Jaime Salazar (53) trabaja hace dos años en la Torre Santa María en la comuna de Providencia. Se desempeña como ejecutivo de cuentas y brouters de seguros, actividad en la que trabaja hace más de 30 años. Desde que comenzó en su trabajo actual, se estaciona todos los días en la calle Los Conquistadores donde hay dos estacionamientos públicos para personas con discapacidad. Jaime tiene paraplejía y cuenta que siempre utiliza uno de ellos porque en la empresa en que trabaja no hay cupos para estacionarse.

Jaime Salazar fue multado indebidamente por estacionarse en un lugar reservado para discapacitados

Jaime Salazar esta sentado en su silla de ruedas, cuenta que fue multado indebidamente por estacionarse en un lugar reservado para personas con discapacidad.

«El martes 7 de agosto, cuando me retiraba a mi casa a las 18.30, me encontré con una infracción en mi vehículo que me puso un inspector de la Municipalidad de Providencia, que decía que estaba mal estacionado porque estaba en un lugar que es específicamente para discapacitados (SIC)» explica.

«Trabajo hace dos años en la misma empresa y desde que llegué me estaciono ahí. Ellos dicen que la credencial tiene que estar sobre el panel del auto, en el costado izquierdo y yo la dejé donde va el marcador de velocidad y el tacómetro, pero se veía, o sea, el inspector tuvo que haberla visto», describe cuestionando el criterio utilizado por el inspector, porque asegura que el auto tiene un dibujo de la cruz de malta y el de una silla de ruedas. «Además, yo manejo con dos varillas que van a los pedales, entonces se notaba que el auto era para una persona que tiene cierto grado de discapacidad y aún así el inspector sacó la multa«, comenta.

«Si miras el interior del auto se nota que está acondicionado y en el parabrisas, donde dicen que tenía que estar la credencial, tenía una fotocopia de la ley que me permite estacionar ahí. Cualquier persona que tenga dos ojos y buena vista lo podría ver. Además ahí hay un paradero de taxis, y ellos me conocen, la gente de la torre también sabe que me estaciono ahí, porque es algo que vengo haciendo hace dos años mañana y tarde, o sea no había por donde el inspector no supiera que soy discapacitado», asegura Jaime.

Especificaciones legales

El inspector municipal, Cristian Morales, cursó la multa según establece La Ley de Tránsito, por falta menos grave, lo que se traduce entre 0,5 UTM ($23.864) a 1 UTM ($47.729) En el Artículo 153º de la misma ley se especifica cómo funciona la normativa de los estacionamientos para personas en situación de discapacidad.

«En todas las vías públicas en que esté permitido estacionar, gratuitamente o no, las municipalidades deberán establecer dos estacionamientos por cada tres cuadras, destinados exclusivamente al uso de cualquiera persona con discapacidad, los que deberán estar debidamente señalizados o demarcados. Estos estacionamientos podrán ser utilizados por cualquier vehículo que los transporte, y durante el tiempo de permanencia en alguno de ellos, debe exhibirse en el interior del vehículo, de manera visible, en el costado inferior izquierdo del parabrisas delantero, la credencial de inscripción en el Registro Nacional de la Discapacidad que lleva el Servicio de Registro Civil e Identificación. Ya sea a la entrada o a la salida del estacionamiento, la persona con discapacidad deberá encontrarse en el vehículo», detalla la normativa.

Jaime Salazar comenta que al día siguiente que le cursaron el parte comenzó a mandar correos a algunas personas de la municipalidad. «Tenía sus correos porque la misma municipalidad me ayudó a que hicieran una rampa ahí donde me estaciono porque muchas veces tenía que ir a cruzar a la esquina o pedir ayuda para subir por la vereda, además de que presioné para que vinieran a pintar los estacionamientos de nuevo.. Esta vez lo único que recibí de vuelta fueron rechazos, de que la multa estaba bien tomada, que ya no estaba en sus manos, que la infracción ya había sido cursada y que el único que me la podía sacar era el juez; tenía que ir el 20 de agosto a conversar con él», explica.

El poder de las redes sociales

Ante la respuesta de la Municipalidad de Providencia, Jaime asegura que les manifestó su desacuerdo y que estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias. «No lo iba a aceptar, me parece una injusticia y fue así que el jueves (posterior a la infracción) viralicé mi situación. Subí la información a mi Facebook que lo uso tarde, mal y nunca, y ahí quedó la grande, porque se compartió más de 15.000 veces, recibí más de 2.000 mensajes de apoyo, fueron increíbles las redes sociales. Me escribieron algunos abogados que me dijeron que ellos me podían ayudar, que era injusto que me presentara ante el juez y las personas me entregaron todo tipo de apoyo», recuerda entusiasmado.

«Producto de que la publicación se viralizó, el día viernes me empezó a ubicar gente de la Municipalidad, ahí reaccionaron, pero ya habían pasado más de 48 horas. Me dijeron que iban a revisar mi caso, a analizarlo y me pidieron fotocopia de mi credencial, se las mandé y dijeron que iban a tratar de solucionar el problema de forma interna», explica Jaime. Tres días antes de la fecha en que tenía que ir a declarar ante el juez, recibió respuesta por parte de la Municipalidad. Lo citaron el viernes 17 de agosto a firmar una resolución en la que le anularon la infracción.

«Fui a firmar la resolución, nada especial. Estaba todo coordinado, me pidieron las disculpas del caso y listo. Nada más. Se habla de inclusión y no discriminación pero falta mucho aquí en Chile, falta respeto, apoyo y solidaridad, no se respetan los estacionamientos para personas con discapacidad, no nos dan preferencia, es una lucha constante con la vida misma y con el sistema. Tengo la suerte de estar trabajando, tener mi propio vehículo y una situación económica estable», concluye.