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PANORAMAS

07 de febrero 2014

Accesibilidad del litoral central: Isla Negra

Pocos kilómetros de tierra separan una decena de balnearios amarrados desde el mar. Inspiración de poetas nacionales que marcaron al mundo, las playas y los poblados del litoral central siguen provocando al tiempo con monumentos históricos, postales naturales y visitantes nostálgicos de un pasado glamoroso.

También hay nuevas construcciones, habitantes globalizados, un creciente «lolerío» de verano y una exitosa industria turística. Esta riqueza natural y cultural transforma a lugares como Algarrobo, El Quisco, Cartagena, El Tabo, Las Cruces o Isla Negra, por nombrar algunos, en atracciones de interés para millares de personas, aunque no necesariamente inclusivas. ¿Es amigable el litoral central con las personas con discapacidad?

 

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ISLA NEGRA

Las calles de Isla Negra demuestran las «buenas intenciones» de muchos de sus pobladores. Destaca la improvisación de diversas rampas en variados locales, algunas de las cuales sencillamente son inutilizables. De igual forma, la acera privilegia una estética de superficie irregular que dificulta el desplazamiento de personas con discapacidad visual y usuarias de sillas de ruedas. No obstante -lo observamos en terreno-, es viable la circulación por el sector. El verdadero obstáculo surge cuando se quiere acceder a la playa o al Museo Pablo Neruda.

Accesos hacia la costa y hacia el Museo Pablo Neruda

Dos de los principales atractivos de Isla Negra son su playa y el Museo Pablo Neruda. Un letrero azul advierte «sólo acceso a peatones», lo que supone un desafío para quienes desean «obedecer» y «estacionan arriba«, en la entrada principal. Decimos «estacionar» porque llegar a Isla Negra en las características «micros» de colores que recorren el litoral es casi imposible para un usuario de silla de ruedas, por lo que se debe optar entre colectivos o automóviles particulares. En el caso de estos últimos, hay dos estacionamientos oficiales para personas con discapacidad y su valor es de 400 pesos cada media hora. También hay parking privado.

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Y hablamos de «obedecer» porque hay callecitas aledañas por las que se puede descender hasta el mismo Museo, pero según nos comentaros artesanos, lugareños y trabajadores del recinto, las multas por estacionar mal son rutinarias, en especial en la época estival.

¿Pueden las personas con inconvenientes de movilidad llegar al Museo o a la playa? Sí, con ayuda, disfrutando de un hermoso descenso arbolado y sobrellevando más de un mal rato. En el caso de la playa, el obstáculo de la arena hace complejo avanzar hasta el mar mismo, pero la corta distancia que existe hacia la costa (no se requiere instalar una entrada accesible muy extensa: a tener en cuenta en la Municipalidad de El Quisco) ofrece una vista, una brisa y un tronar de olas que, a nuestro juicio, pueden valer el esfuerzo.

El Museo Pablo Neruda

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El Museo Pablo Neruda no es accesible. La idea original era incentivar su visita porque reúne elementos importantes de nuestra historia y cultura, pero no hay caso: no es accesible. Dicho esto, señalamos que sí es viable recorrer parte de su infraestructura y que representa una buena experiencia si se prevén sus limitantes.

La entrada posee rampa y un gran símbolo de discapacidad que realiza una promesa no cumplida. No hay baños accesibles, no hay guías que dominen la lengua de señas, no hay información en braille y hay un bello restaurante con una terraza a la que se llega sólo por una escaleras. Más importante aún, el plato fuerte, la casa de Pablo Neruda, tiene una serie de salas que sólo pueden ser caminadas.

¿Algo para disfrutar? La verdad es que mucho. El Museo se compone del Centro Cultural (inmediatamente después del ingreso) y la colindante casa de Pablo Neruda, adquirida por el escritor en 1938. Es posible recorrer parte del Centro Cultural, ver o escuchar los videos que exhiben y comprar algún recuerdo o suovenir.

El paso del Centro Cultural hacia la casa del Nobel tiene una bajada accesible, sin embargo en su mitad ofrece algunos metros de ripio. Luego la bajada sigue hasta el hogar del poeta. El tour contempla un paseo por distintas dependencias, pero alguien usuario de silla de ruedas sólo puede ingresar a una de ellos. En el caso de personas con discapacidad visual, pueden hacer el tour con guías que dominan distintos idiomas. Los valores son 4.000 pesos adultos, 1500 pesos estudiantes, niños y tercera edad y gratuidad para menores de 6 años. En cuanto al horario, se extiende de martes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs. (enero y febrero hasta 20:00 hrs). El lunes el recinto permanece cerrado.

La persona que no quiera ingresar a la casa goza de una vista panorámica de la costa, pero para llegar al «mirador» mismo hay que descender cuatro escalones. No hay rampa.

«Es un tema que se ha venido planteando. Los trabajadores estamos en el día a día y vemos que es necesario mejorar la accesibilidad. Creo que al menos el Centro Cultural sí se puede modificar para hacerlo totalmente accesible, sabemos que es importante y lo hemos conversado con la Fundación [Pablo Neruda]», reconoce Lorena Reyes, encargada de relaciones púbicas del Museo Pablo Neruda de Isla Negra con quien conversamos de los inconvenientes que encontramos durante nuestro recorrido.

Efectivamente, tal como menciona Lorena Reyes (quien posee una familiar directo con discapacidad), es sensato pensar en un Centro Cultural accesible. Mejoras como una rampa hacia el «mirador» del lugar, una superficie distinta al ripio en el camino que antecede la casa de Pablo Neruda, la contratación o instrucción de un guía que domine lenguas de señas (al menos para algún día de la semana) o la incorporación de información en braille son acciones posibles (e incluso éticas) para un organismo como la Fundación Pablo Neruda.

De igual forma, generar un camino accesible desde la calle hasta el Museo y la playa sin alterar el entorno del lugar (a través del uso de madera, por ejemplo) no es una petición desproporcionada para la Municipalidad de El Quisco. Si a esto se suma un paso sobre la arena que dialogue con el mar, hablamos de una obra hermanada con el «Canto General» de Neruda.

Si quieres ahondar en la accesibilidad del litoral central, revisa la nota «Accesibilidad de los balnearios del litoral central, parte I» aquí.